En distintas ocasiones hemos destacado en este Blog la presencia del paisaje urbano y costumbres de la ciudad de Sevilla y Alcalá de Guadaíra en el Museo Carmen Thyssen Málaga. Así, hemos hablado de Emilio Sánchez Perrier y los paisajes alcalareños, de Alfred Dehodenq y la Semana Santa sevillana, de José García Ramos y el costumbrismo, y de Manuel García Rodríguez y el compás de Santa Paula (consultar todos estos post).
En esta ocasión trato en el Blog una obra de este último pintor, donde retrata a la perfección un colorista y elegante patio sevillano, espacio de luz desde donde se ventila, ilumina y embellece una casa tradicional de la capital andaluza. Remanso de paz y de vida cotidiana, este oasis se convierte en un paraíso interior gracias al orden compositivo de todos los elementos que constituyen el típico patio: la arquitectura porticada, la cerámica y los azulejos, el agua de la fuente, la vegetación de macetas y trepadoras, o los canarios y otros pájaros domésticos.
Con su obra Patio interior, Sevilla, creada en 1920, Manuel García Rodríguez nos ofrece todo un muestrario de interiorismo sevillano, donde coexisten en este caso elementos señoriales y la tradición popular. Para profundizar en esta pintura os dejo con las sabias palabras de un enorme pintor y experto en pintura romántica, costumbrista y de paisaje: JUAN FERNÁNDEZ LACOMBA.
Manuel García Rodríguez, Patio interior, Sevilla, 1920. Museo Carmen Thyssen Málaga