La presencia de Tartessos en Extremadura, ya comentada en un anterior post dedicado al santuario de Cancho Roano, situado este último en Zalamea de la Serena (Badajoz) -ver el enlace al final de este texto-, es objeto de un gran proyecto titulado Construyendo Tarteso, cuyo objetivo principal es caracterizar la cultura material tartésica a través del análisis arquitectónico de los grandes edificios de adobe excavados en las últimas décadas en la vega del Guadiana.
Uno de los enclaves arqueológicos más espectaculares es el del santuario de Casas del Turuñuelo, situado en el municipio de Guareña (Badajoz), en la comarca de las Vegas Altas del Guadiana, próximo a la desembocadura del río Búrdalo, punto clave para el control de un extenso territorio. La excavación de este santuario está aportando abundante información sobre la cultura tartésica, concretamente sobre su organización social, mecanismos comerciales y rituales.
Recordemos que desde el siglo VIII a.C., cuando cristaliza la primera «globalización mediterránea» a manos de griegos y fenicios, hasta el ceremonioso sellado de los santuarios del Guadiana a principios del siglo IV a.C., se conformó y desarrolló una cultura protourbana en el suroeste de la península Ibérica mitificada en los textos de griegos y romanos. Lo que fue el solar natural de la primera etapa de Tartessos, es decir, los valles orientados al Atlántico del Guadalete, Guadalquivir y Tinto-Odiel, se ampliará desde el siglo VI a.C. a las cuencas del Tajo y el Guadiana, este último territorio solar de numerosos santuarios, entre ellos el de Casas de Turuñuelo de Guareña. La historia de este santuario corrió la misma suerte que Cancho Roano, es decir, la autodestrucción y, con ella, la desaparición final de Tartessos.
El santuario de Casas del Turuñuelo es un majestuoso edificio que conserva en pie sus dos plantas constructivas, lo que lo convierten en un ejemplo único de la arquitectura protohistórica del suroeste peninsular. Aunque apenas se lleva excavado un 20% de la superficie total, ya conocemos tres de las estancias que se localizan en la parte superior del edificio y un enorme patio localizado en la parte inferior de 125 metros cuadrados.
Recreación del santuario tartésico de Casas de Turuñuelo (Guareña, Badajoz), con dos plantas y patio de más de 125 metros cuadrados. Fuente: J.R. Casals, del proyecto Construyendo Tarteso
De los restos existentes, aún no visitables -se estima terminar la excavación en una década-, destaca la espectacular escalinata, siendo sorprendente también la utilización de un mortero de cal, arena y arcilla para confeccionar los sillares cuadrangulares con los que construyeron buena parte de esta monumental escalera. Con ese mismo mortero se hizo la bañera de 1,70 metros, uno de los hallazgos más extraordinarios de la excavación y que podría estar dedicado a hacer algún ritual relacionado con el agua. La utilización de esta técnica constructiva ha sorprendido a los arqueólogos, al creerse desconocida en la península hasta la llegada de los romanos.
Recreación de la escalera monumental del santuario tartésico de Casas de Turuñuelo (Guareña, Badajoz). Fuente: J.R. Casals, del proyecto Construyendo Tarteso
Pero lo que más está fascinando a los arqueólogos es el final del santuario. Así, tras un largo banquete y sangriento ritual en el que se sacrificaron numerosos animales, la denominada hecatombe, los tartesios, quizás por temor a una invasión celta -hay otras hipótesis-, destruyen de forma ceremoniosa el santuario. Precisamente, este ritual final en el templo de Guareña contribuyó a su buena conservación, ya que la construcción fue incendiada una vez realizados los oficios de clausura -sacrificio de animales y banquete final-. El propio fuego solidificó las paredes de adobe, echándose rápidamente tierra para sepultar el edificio, lo que propició la conservación de los materiales metálicos. El túmulo artificial fruto de este ceremonial ha formado parte del paisaje del Guadiana durante 2.400 años, hasta que desde el año 2014 empezó a excavarse.
En relación con los animales, estamos ante una de las mayores hecatombes localizadas hasta ahora en todo el Mediterráneo, comparable a los holocaustos religiosos que se describen en el Antiguo Testamento o en la Iliada y la Odisea. Por ahora, se han identificado 52 caballos, 4 vacas, 4 cerdos y 1 perro entre los restos óseos recuperados. Según analiza Sebastián Celestino, arqueólogo y director de la excavación, el sacrificio era una gran ofrenda antes de abandonar definitivamente un lugar en el que, también, han aparecido ánforas y cestos con cereales y otros elementos de gran valor.
Para profundizar en este apasionante testimonio de nuestra cultura, les dejo con los siguientes ENLACES, todos de obligada lectura o visionado para complementar este post:
- ANÁLISIS DEL SANTUARIO DE CASAS DEL TURUÑUELO. Con abundante información sobre la situación geográfica del monumento, sus características, aspectos más sobresalientes de la hecatombe, así como la historia de la excavación que se realiza actualmente. Procede de la Web Construyendo Tarteso.
- VÍDEO «El Turuñuelo de Guareña», serie Arqueomanía de TVE (dir. por Manuel Pimentel). Reportaje desde el minuto 7:32, tras la información relativa a los mayas.
- REPORTAJE DEL 24 DE NOVIEMBRE DE NATIONAL GEOGRAPHIC
- REPORTAJE SOBRE LA HECATOMBRE DEL TURUÑUELO del diario El País.
- VÍDEO sobre la conferencia de Sebastián Celestino Pérez titulada «Tarteso, una realidad histórica».
- LIBRO Tarteso y los fenicios de Occidente, de Sebastián Celestino Pérez y Carolina López-Ruíz (ed. Almuzara).
- CANCHO ROANO, Zalamea de la Serena (Badajoz), post de César López Gómez.
Escalinata monumental del santuario tartésico del Turuñuelo de Guareña (Badajoz), que da acceso al patio donde se depositaron los restos animales de la hecatombe tras el ritual que puso fin a Tartessos. Fuente: diario El País