Hoy empiezo uno de los posts que más ilusión me hacen, que no es otro que comentaros que, por fin, comienza la restauración de la casa donde nació Diego Velázquez, fase clave del proyecto de la Casa Natal, del que hemos hablado en numerosas ocasiones, iniciativa liderada por el periodista, escritor y gestor cultural Enrique Bocanegra.
El 16 de junio comenzó una reforma que desembocará en la apertura al público de este nuevo espacio cultural -sevillano, andaluz y universal-, probablemente en la primavera de 2021. Según se dice en la Web oficial de la Casa Natal de Velázquez, hacia las 8:30h de la mañana los primeros albañiles comenzaron a retirar estanterías y mesas de la etapa en que la casa fue propiedad de los modistos sevillanos Victorio y Luchino.
En los próximos días se comenzará a instalar el andamio que permitirá la reforma de la cubierta de los dos patios con que cuenta la casa. El proyecto de reforma ha sido diseñado por el arquitecto Manuel Sánchez Ramos y fue aprobado el pasado 10 de junio por la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla. Se trata de una iniciativa que cuenta con el apoyo del Centro de Estudios Europa Hispánica (CEEH) y de la Fundación Factum y Factum Arte.
Comienzan las reformas de la Casa Natal de Velázquez.
Por otro lado, no quiero dejar pasar la ocasión de recordaros el emotivo acontecimiento que tuvo lugar el pasado 6 de junio, día del nacimiento de Diego Velázquez. Se evocó, gracias a los Tercios de Olivares, un hecho histórico de gran trascendencia: el 5 de junio de 1625 se produjo la capitulación de la ciudad fortaleza de Breda -actual Holanda- a los tercios españoles del ejército de Flandes, bajo el mando del general genovés Ambrosio Spínola. El asedio duró once meses y supuso una importante victoria estratégica dentro de la Guerra de los Ochenta Años que, desde 1568, enfrentaba a la Casa de Habsburgo con las Provincias Unidas de los Países Bajos.
Siguiendo los protocolos sanitarios, se evocó la famosa Rendición de Breda a las puertas de la Casa Natal de Velázquez.
En el verano de 1629, Diego Velázquez iniciaba su primer viaje a Italia. En el curso de la travesía de Barcelona a Génova conoció al citado Ambrosio Spínola, que tendría ocasión de contarle los detalles de aquella rendición, en la que los españoles autorizaron, en homenaje a la valentía enemiga, que los derrotados salieran de la ciudad en formación militar. Así, los holandeses partieron con sus banderas al frente, sin padecer ningún tipo de humillación, siendo su líder Justino de Nassau recibido con toda cordialidad por su homólogo.
En 1634 Velázquez recibió el encargo de pintar uno de los doce cuadros dedicados a las victorias militares del Imperio Español, que decorarían el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro. Con el fin de impresionar a los embajadores y autoridades extranjeras, eligió precisamente ese encuentro, ese gesto de concordia, como tema de una obra que ha pasado a la historia también con el nombre de “Las lanzas” y que casi cuatrocientos años después de ser pintada todavía puede ser admirada en el Museo del Prado en Madrid.
NOTA: información autorizada por la Web de la Casa Natal de Velázquez.
Diego Velázquez, Las lanzas o La rendición de Breda, hacia 1635. Óleo sobre lienzo, 307,3 x 371,5 cm. Madrid, Museo del Prado.