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Cuando Badajoz dominó el oeste de la Península Ibérica entre los años 1013 y 1096

«Córdoba está herida de muerte desde comienzos del siglo XI, cuando los enfrentamientos triunfan en un pulso con la autoridad metropolitana. Tentados por un deseo de independencia, nació un mosaico de principados o reinos taifas, cuyas piezas no terminaron de encajar en el teatro peninsular. Numerosos territorios se independizaron en un tiempo concreto y duraron como taifas unos años. Entre taifas mayores y menores podrían llegar a cuarenta». Con estas palabras retrata Fernando García de Cortázar en su magnífico Atlas de Historia de España el panorama histórico y político existente tras la descomposición del califato cordobés. Una de las taifas que surgieron en este contexto histórico fue la de Badajoz, ciudad fundada por Ibn Marwán en el año 875 con el nombre de Batalyaws. No fue un reino efímero, ya que duró cerca de un siglo y, además, se configuró como uno de los cuatro centros de poder de Al Andalus en el siglo XI junto a Sevilla, Toledo y Zaragoza.

Corría el año 1013 cuando un liberto de origen eslavo conocido como Sabur al-Amirí, antiguo esclavo del segundo califa de Córdoba Alhaken II y protagonista de una vida apasionante -muy cinematográfica-, consigue alzarse como primer rey de la Taifa de Badajoz. Desde la capital extremeña controló los territorios que conformaban en tiempos romanos la Lusitania, desplazando a Mérida como centro político, ejerciendo su dominio sobre urbes como Lisboa, Elvas o Marvâo, controlando la frontera del Duero e, incluso, llegando a abrirse al Atlántico.

A la muerte de Sabur al-Amirí, ocurrida en 1022, sucede en el trono Abú Muhammad Abd Allah ben Maslama ben al-Aftas al-Mansur, que gobernó el reino pacense hasta 1045, creando también la dinastía aftasí, que con cuatro generaciones reinaron en Badajoz y los territorios del oeste peninsular. Nuevos régulos se alzaron con el poder, como Abú Bakr Muhammad ben Abd Allah al-Muzaffar (1045-1068), Yahya ben Muhammad al-Mansur (1068-1072) y Umar ben Muhammad al-Mutawakkil (1072-1096).

Alcazaba de Badajoz, nuestro castillo de hoy, desde donde se controló durante un siglo buena parte del oeste de la península Ibérica (Turismo Badajoz)

Este último será protagonista de la caída de la Taifa de Badajoz y de la dinastía que la gobernaba. Ante el peligro que suponía Alfonso VI, rey de León que había conquistado Toledo en 1085, al-Mutawakkil, junto al rey de Sevilla al-Mutamid, pide auxilio a los almorávides, pueblo bereber islamizado que cruza el Estrecho para ayudar a las taifas andalusíes y así derrotar al rey cristiano en octubre de 1086 en Sagrajas, a pocos kilómetros de Badajoz. El precio fue muy alto: en 1094 los almorávides deciden conquistar e incorporar a su imperio las tierras dominadas por Badajoz, mientras al-Mutawakkil se refugiaba con sus hijos en la primitiva alcazaba. Allí resistieron hasta que en 1096 -algunos cronistas hablan de 1095- fueron vencidos y ejecutados por los bereberes. Como epílogo, el heredero, llamado al-Manur III, resistió solo y abandonado por todos en la plaza de Montánchez, actual provincia de Cáceres, entregándose poco más tarde a Alfonso VI.

Terminó así este periodo de esplendor para la capital extremeña, un vasto reino que dominó amplios territorios entre 1013 y 1096, y que acabó sus días a manos de los almorávides. Décadas más tarde se abriría una segunda etapa para esta taifa, pero mucho menos duradera y esplendorosa, con solo dos reyes entre 1144 y 1151, año este último en el que otro pueblo bereber, los almohades, conquistan Badajoz para incorporarla a un nuevo imperio cuyas capitales fueron, al sur, Marrakech, y al norte, la antigua Isbiliya, es decir, Sevilla. Pero esto es ya otra historia.

Cuelgo los mapas que pueden consultar en el citado Atlas de Cortázar. Observen la enorme extensión de Badajoz, un reino milenario, este último el lema de la conmemoración en 2013 de los mil años del nacimiento de la Taifa. NOTA: la ciudad de Badajoz nunca fue «reconquistada», ya que, como dijimos al comienzo, fue fundada por los musulmanes en el año 875.

Máxima expansión de la Taifa de Badajoz en el siglo XI. Fuente: Fernando García de Cortázar, Atlas de Historia de España, página 170.

Taifa de Badajoz tras la conquista de Toledo por parte de Alfonso VI (1085). Fuente: Fernando García de Cortázar, Atlas de Historia de España, página 174.

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